En la Universidad de Cardiff en Gales, Christopher Thomas, Oliver Castell y Sion Coulman tuvieron un éxito similar al construir un instrumento capaz de imprimir células. Los investigadores estudian las enfermedades de la piel, los lípidos (compuestos grasos) del cuerpo y la cicatrización de heridas. Las muestras obtenidas éticamente son difíciles de encontrar, por lo que crearon una bioimpresora 3D a partir de piezas de Lego que es capaz de “imprimir” un análogo de la piel humana, colocando capas de biotinta que contiene células vivas. Estas impresoras normalmente cuestan más de un cuarto de millón de dólares, pero construyeron su versión por tan solo 550 dólares. Al principio, sus colegas se mostraron escépticos sobre la posibilidad de utilizar componentes normalmente tratados como juguetes en un entorno tan profesional, pero después de ver la impresora en funcionamiento, se convencieron rápidamente. El equipo fue noticia a nivel nacional y otros grupos replicaron el modelo en sus propios laboratorios.

En la Universidad de Cardiff, Christopher Thomas, Oliver Castell y Sion Coulman construyeron un instrumento capaz de imprimir células. Grupos de todo el mundo ya han replicado su diseño.

CORTESÍA DE LA UNIVERSIDAD DE CARDIFF

Algunos científicos están ideando herramientas para llevarlas al aula. A Timo Betz, de la Universidad de Göttingen en Alemania, se le ocurrió la idea de construir un microscopio con Lego un día mientras observaba jugar a su hijo, Emil, que entonces tenía ocho años. Betz tenía previsto hablar sobre ciencias en una escuela local esa tarde, pero se mostró reacio a llevar su propio microscopio de laboratorio al aula. Su hijo subió inmediatamente a bordo. “¡Hagámoslo!” le dijo a su papá. Junto con Bart Vos, un colega de la universidad, construyeron un microscopio que estaba formado íntegramente por piezas de Lego, a excepción de dos lentes ópticas. Sus planes, que han puesto a disposición del público, pueden ser utilizados por estudiantes de hasta 12 años para aprender los conceptos básicos de la óptica.

Representación del microscopio LEGO con imagen del microscopio y fotografía de Betz mirando al microscopio.
Timo Betz, de la Universidad de Göttingen, diseñó y construyó un microscopio funcional íntegramente con piezas de Lego.

CORTESÍA DE TIMO BETZ

Muchos de estos científicos hacen que sus modelos sean de código abierto, proporcionándolos a grupos interesados ​​o publicando los planes en GitHub o en artículos o para que otros laboratorios puedan hacer sus propias versiones. Esto es fantástico para los investigadores de todo el mundo, especialmente aquellos con financiación limitada, ya sean nuevos miembros del profesorado, científicos de universidades más pequeñas o personas que trabajan en países de bajos ingresos. Así es como un pequeño ladrillo de plástico hace que la ciencia sea más accesible para todos.

Elizabeth Fernández es una escritora científica independiente.