El nuevo chatbot de la Organización Mundial de la Salud se lanzó el 2 de abril con las mejores intenciones. El avatar digital llamado SARAH fue diseñado para brindar consejos de salud sobre cómo comer bien, dejar de fumar, desestresarse y más, a millones de personas en todo el mundo. Pero como todos los chatbots, SARAH puede equivocarse en sus respuestas. Rápidamente se descubrió que proporcionaba información incorrecta. En un caso, presentó una lista de nombres y direcciones falsos de clínicas inexistentes en San Francisco.

Los fallos del chatbot son ahora un meme familiar. Galactica, el efímero chatbot científico de Meta, compiló artículos académicos y generó artículos wiki sobre la historia de los osos en el espacio. En febrero, se ordenó a Air Canada que cumpliera con una política de reembolso inventada por su chatbot de servicio al cliente. El año pasado, un abogado fue multado por presentar documentos judiciales llenos de opiniones judiciales falsas y citas legales elaboradas por ChatGPT.

Esta tendencia a inventar cosas, conocida como alucinación, es uno de los mayores obstáculos que impiden que los chatbots se adopten de forma más generalizada. ¿Por qué lo hacen? ¿Y por qué no podemos arreglarlo? Lea la historia completa.

—Will Douglas Cielo

El artículo de Will es la última entrada en MIT Technological know-how Overview Explica, nuestra serie que explica el complejo y desordenado mundo de la tecnología para ayudarle a comprender lo que viene a continuación. Puedes consultar el resto de la serie aquí.

La historia también pertenece al próximo número de la revista MIT Technological innovation Evaluate, que explora el tema del juego. Está previsto que se publique el miércoles 26 de junio, así que si aún no lo has hecho, suscribir ahora para obtener una copia cuando llegue.

Por qué los artistas le tienen cada vez menos miedo a la IA

TOC Toc. ¿Quién está ahí? Una IA con chistes genéricos. Los investigadores de Google DeepMind pidieron a 20 comediantes profesionales que utilizaran modelos populares de lenguaje de inteligencia artificial para escribir chistes y actuaciones cómicas. Sus resultados fueron mixtos. Aunque las herramientas les ayudaron a producir borradores iniciales y estructurar sus rutinas, la IA no pudo producir nada que fuera first, estimulante o, fundamentalmente, divertido.

El estudio es sintomático de una tendencia más amplia: nos estamos dando cuenta de las limitaciones de lo que la IA puede hacer por los artistas. Puede asumir algunos de los aspectos aburridos, mundanos y formulados del proceso creativo, pero no puede reemplazar la magia y la originalidad que aportan los humanos. Lea la historia completa.