Es un pensamiento que a todo jugador de videojuegos se le ocurre en algún momento: ¿Qué pasaría si el estado extraño e hiperconcentrado en el que entro cuando juego en mundos virtuales pudiera aplicarse de alguna manera al mundo real?

A menudo reflexionada durante tareas especialmente desafiantes o tediosas en el espacio de la carne (escribir ensayos, por ejemplo, o hacer sus impuestos), es una pregunta eminentemente razonable. La vida, después de todo, es dura. Y si bien los videojuegos también lo son, hay algo casi mágico en la forma en que pueden promover ataques sostenidos de concentración y resolución sobrehumanas.

Para algunos, este fenómeno genera interés en los estados de flujo y la inmersión. Para otros, es simplemente una razón para jugar más juegos. Para un puñado de consultores, gurús de las startups y diseñadores de juegos a finales de la década de 2000, se convirtió en la clave para desbloquear nuestro verdadero potencial humano. Pero en lugar de liberarnos, la gamificación resultó ser simplemente otra herramienta de coerción, distracción y control. Lea la historia completa.

—Bryan Gardiner

Este artículo pertenece a la próxima edición impresa de MIT Technology Review, que explora el tema del juego. Está previsto que se publique el miércoles 26 de junio, así que si aún no lo has hecho, suscribir ahora para obtener una copia cuando llegue.

Por qué necesitamos disparar dióxido de carbono a miles de pies bajo tierra

La tecnología de captura y almacenamiento de carbono (CCS) tiene dos pasos principales. En primer lugar, el dióxido de carbono se filtra de las emisiones en instalaciones como las centrales eléctricas de combustibles fósiles. Luego se guarda bajo llave o se almacena.

Discutir la contaminación puede parecer la parte importante y, a menudo, se presta mucha atención a qué fracción de emisiones puede filtrar un sistema CAC. Pero sin almacenamiento, todo el proyecto sería bastante inútil. Realmente es la combinación de captura y almacenamiento a largo plazo lo que ayuda a reducir el impacto climático.