Los humanos somos seres complicados. Las formas en que nos comunicamos tienen múltiples niveles y los psicólogos han ideado muchos tipos de pruebas para medir nuestra capacidad para inferir significado y comprensión a partir de las interacciones entre nosotros.

Los modelos de IA están mejorando en estas pruebas. Una nueva investigación publicada ha descubierto que algunos modelos de lenguaje grandes funcionan tan bien, y en algunos casos mejor, que los humanos cuando se les presentan tareas diseñadas para probar la capacidad de rastrear los estados mentales de las personas, lo que se conoce como “teoría de la mente”.

Esto no significa que los sistemas de inteligencia synthetic sean realmente capaces de determinar cómo nos sentimos. Pero sí demuestra que estos modelos funcionan cada vez mejor en experimentos diseñados para evaluar habilidades que los psicólogos creen que son exclusivas de los humanos. Lea la historia completa.

—Rhiannon Williams

Y, si está interesado en saber más sobre por qué la forma en que probamos la IA es tan defectuosa, lea esta pieza por nuestro editor senior de IA, Will Douglas Heaven.

Un dispositivo que golpea la médula espinal dio a las personas paralizadas un mejor management de sus manos

Hace catorce años, una periodista llamada Melanie Reid intentó saltar a caballo y se cayó. El accidente la dejó prácticamente paralizada del pecho para abajo. Finalmente recuperó el management de su mano derecha, pero la izquierda permaneció, en sus propias palabras, “inútil”.

Ahora, gracias a un nuevo dispositivo no invasivo que administra estimulación eléctrica a la médula espinal, ha recuperado algo de control de su mano izquierda. Puede usarlo para recoger su cabello en una cola de caballo, desplazarse en una tableta e incluso apretar lo suficientemente fuerte como para soltar el pestillo del cinturón de seguridad. Estos pueden parecer pequeños triunfos, pero son cruciales.

Reid formó parte de un ensayo clínico de 60 personas, del que se benefició la gran mayoría de los participantes. El ensayo fue el último obstáculo antes de que los investigadores detrás del dispositivo pudieran solicitar la aprobación regulatoria, y esperan que pueda ser aprobado en los EE. UU. a finales de año. Lea la historia completa.